No sé si saben, pero formo parte de un podcast que se llama “Ni Buenas Ni Malas”. Mujeres con los 50 ya celebrados pero que siguen dándolo todo en todos los escenarios por donde se pasean, amigas de toda la vida, amantes del vino y en este momento, transicionando a las canas.
Entonces, para el último episodio se exploró el tema del edaismo. En verdad nunca había escuchado (al punto que el auto corrector me lo destaca) ese término y textualmente significa la discriminación o prejuicio basada en la edad de una persona. No es novedad, obvio, pero como que ya lo bautizaron y es sujeto de estudio por la OMS, por ejemplo.
Si empiezas a despeinar el término, que difícil resulta conseguir trabajo luego de los 45, lo escuchamos a diario. Ni hablar de salir en una cita. El tema es que este rechazo es la semilla para un sentimiento de frustración, que está a solo un milímetro de la depresión. Ya no sirvo para nada. Ojo que el estudio añade que las mujeres somos las más afectadas porque se suma la discriminación por el género para acceder a mejores oportunidades.
Pero con las ampliadas expectativas de vida de hoy, ¿vamos a desaprovechar tantos años útiles por delante? Coincidimos en que la actitud es la bandera que encabeza la tuna de nuestro futuro. Siempre listos, siempre atentos, prestos a aprender nuevas habilidades y de paso mantener nuestro cerebro in shape.
Surgió el tema de la experiencia de las personas de nuestra generación, que no siempre es valorada. Y es que señores, no solo de experiencia vive el hombre. He visto seres que tienen una vida de estar haciendo el mismo trabajo. Y lo están haciendo mal. Encerrados en su burbuja, las cosas siguen pasando porque siempre han sido así. Esa experiencia en verdad, no sirve de nada.
Sin embargo, si sumamos esa experiencia de una persona que ya se ha tropezado con un sinnúmero de piedras y le sumamos la actitud correcta, energía positiva y disposición a darlo todo, me resulta en una persona ideal para ocupar cualquier puesto de trabajo. O para emprender. Ya hemos visto que nunca es tarde. A cada rato las redes nos muestran casos de éxito de personas conocidas que lograron el “éxito” en edad madura.
Por supuesto que el tema de la apariencia entró al ruedo. Tantas creencias limitantes heredadas y aprendidas que nos restringen. Que, si hay que cortarse el cabello, dejar la minifalda y los escotes profundos a cierta edad. Reitero, la edad es algo abstracto y no viene con un manual. El buen gusto y el sentido común serán tus mejores aliados para siempre estar on point.
Esa frase tan gastada de que “hay que envejecer con dignidad”, en verdad, ¿qué significa? Pilar Eyre, la reconocida periodista y escritora dijo no hace mucho que quería ser una vieja indigna, que se divierte, sale con sus amigas y se enamora. ¿Será que envejecer con dignidad es aburrido?
Lo mejor del cuento es que mientras hablábamos, nos dimos cuenta que NOSOTRAS estábamos en ese rango. Somos el caso típico, o sea, en la definición del diccionario aparece nuestra foto. Pero qué tal si les cuento que nosotras nos sentimos años luz a ubicarnos como quien dice bajando la loma.
¡Al contrario! Tenemos mil proyectos en mente, la cabeza anda a mil por hora, los sueños volando por las nubes y enfocadas en sacarle el jugo a cada segundo y sentimos que el tiempo no alcanza para todo lo que queremos hacer. Como leí a Pilar Sordo en Instagram, te quedan X navidades más en tu vida, ¿qué vas a hacer con ellas? Eso te pone en contexto, como también manifestó Rubén Blades en un concierto, “ya yo tengo más pasado que futuro”.
Los años pasaron y no nos dimos cuenta, pero con la actitud y la experiencia somos una fuerza imparable. Y tú, ¿cómo te sientes? ¿te sientes afectado o discriminado por tu edad? Nos leemos.
