Agua… parte 2

Cuando uno ve de frente la innegable presencia de Dios, es difícil describirlo con palabras. Su manifestación a través de, en este caso, la indómita potencia del agua grabó de forma indeleble en nuestra mente y corazón la sensación de que nunca estamos solos. La luna por su parte, al bañarnos con su luz nos cubrió con una cobija maternal recordándonos su misión en nuestra vida.