Agatha Christie, mi amiga

Hay autoras que marcan nuestra manera de leer, de observar y hasta de pensar. En mi caso, Agatha Christie no solo fue una puerta al mundo del misterio, sino una maestra silenciosa en el arte de mirar más allá de lo evidente. Su nombre, sus personajes y sus intrigas me acompañaron desde la adolescencia, moldeando una parte de mi curiosidad y mi amor por las historias que esconden algo más que un crimen.
Este texto es un homenaje íntimo a esa relación lectora que me ha acompañado desde siempre. A través de las páginas amarillentas de su colección —algunas incluso con la huella de un tabaquito encendido—, vuelvo a encontrarme con aquella escritora que no temía desaparecer para reinventarse y con los personajes que me enseñaron a escuchar, observar y desconfiar de las apariencias.