Algunos de ustedes sabrán, otros no, soy también miembro de un podcast llamado “Ni Buenas Ni Malas”, el cual nació justo cuando cumplimos 50 años. ¿Quién hubiera dicho que a los 50 estaríamos inventando cosas nuevas? En los tiempos de nuestras abuelas, al soplar las velas de este cumpleaños, prácticamente ibas ya en caída libre con el corte de cabello y el vestuario reglamentario y más o menos replegada a actividades como rezar el Rosario.
Por suerte para nosotras, esos tiempos quedaron atrás, por lo menos en nuestro caso, y en esta etapa de la vida, nos sentimos llenas de vida, energía y entusiasmo. Para muestra, este blog y mi primer libro vieron la luz después del lanzamiento del podcast.
Un día tomando unos vinitos en mi casa, mi amigo grupo de amigas/hermanas compañeras de la universidad, teníamos lo que en Panamá se conoce como una “periquera” y estaba tan buena, que alguien mencionó que “esto debería convertirse en un podcast”. Y así fue.
Tres años después, así como el libro de los diez negritos de Agatha Christie, solo quedamos dos por compromisos y obligaciones que nos acosan. Al principio, tímidamente, nos grabábamos por Zoom, entenderán que la parte tecnológica no era el fuerte y el presupuesto era inexistente. Poco a poco nos fuimos profesionalizando y ahora grabamos con un equipo maravilloso, quienes se han convertido en nuestras hermanitas.
Los temas se volvieron más profundos y críticos, aunque muchas veces nos regañábamos por estar “siempre de acuerdo en todo”. El manejo de redes fue algo que también fuimos aprendiendo a las trompadas. No es que seamos expertas, pero aún hoy las manejamos nosotras.
Otro día surge la inquietud de que debíamos conocer en persona a la comunidad y ¡arrancamos a organizar eventos también! El primero se sintió casi como si nos fuéramos a casar con nuestros príncipes azules. ¿Será que nuestra comunidad pagará un boleto para ir a un evento a escucharnos? Pues si lo hicieron, todos han sido sold out. Estos encuentros nos revelaron otra faceta que no esperábamos. Interactuar en vivo con nuestra comunidad, en un escenario seguro y solidario en el que las confesiones, risas y lágrimas están siempre a flor de piel. Muchas amistades han salido a partir de estos eventos, ya que es maravilloso darse cuenta de que uno no está solo con el problema, hay otros que padecen igual que tú.
Hacía tiempo que nos rondaba en la cabeza la idea de organizar una “noche de música de plancha” con la comunidad. Demoramos en ejecutarlo, pero cuando se aterrizó el cómo, cuándo y dónde, la cosa explotó. Ya llevamos tres ediciones, la última de brujas y hadas que fue mágica. ¿Quién iba a decir que íbamos a organizar eventos en bares y discotecas? Ni en nuestros sueños más salvajes.
Nos han hecho diferentes propuestas y tenemos muchos planes entre manos para el próximo año. A veces no nos lo creemos nosotras mismas, ya que esto empezó literalmente como un hobbie y se ha convertido en parte fundamental de nuestras vidas.
Nuestros esposos han sido apoyo irrestricto como dicen, creo que lo disfrutan tanto como nosotras. Nuestras ex NBNM nunca serán tal cosa, siempre serán parte integral del proyecto y más allá de eso, nuestras amigas entrañables.
La moraleja del cuento es que nunca es tarde para empezar algo nuevo.
- No tengas miedo a hacer cosas distintas o disruptivas, no importa qué digan los demás. El que se quiera unir a la fiesta, bienvenido, al que no le guste, pues que cambie de canal.
- Lo que se hace con pasión y buena intención, da frutos
- Si te hace feliz, síguelo haciendo
- Cuando ya no te haga feliz, no lo hagas más o busca que tornillos se deben apretar o aflojar
- La amistad va primero que cualquier negocio
- Quién dijo miedo
- El cielo es el límite
Esta hermandad que hemos logrado tanto entre nosotras como con la comunidad nos da vida y nos nutre. Si supieran que ustedes nos han dado más a nosotras que lo poco que les hemos podido aportar a ustedes. ¡A triunfar mis niñas y déjense sorprender!
