Este tema no es nuevo, mucho se ha hablado al respecto, pero yo me siento que tengo que participar. El celular, la computadora, el Apple TV, Alexa, TODO te oye para luego mostrarte información que sabe te va a gustar. Y que lo más probable compres, aunque no necesites; sea un producto o un servicio.
Yo no he terminado de hablar que me gustaría ir a Islandia y me aparece en Instagram el dato que allá no hay mosquitos ni cucarachas y que es tan escasa la población, que las aplicaciones de citas tienen una función para saber si esa persona que a lo mejor te gustó, es tu pariente.
Aparte de lo que oyen, si osaste buscar algo porque te interesa, viene bajando la avalancha de información, al punto que debes soltar el celular. En fin. Lo peor de todo es que todas las aplicaciones se hablan entre ellas. Lo que buscaste en una, te sale en la otra. Me molesta este cuchicheo electrónico, es que me imagino se dirán, “muéstrale la talla M, que parece subió de peso y acá ya no está buscando S”. “Creo que terminó con el novio, porque de hombre ya no hay nada en el carrito, así que ni pierdas tiempo con eso”.
Eso me molesta. La vida privada de uno en manos de ellas. Esto que les voy a contar es una historia de la vida real. Los Apps para medir tu actividad física. Los míos han estado de vacaciones últimamente y pienso que están aburridos, entonces, si camino dos pasos y medio, se activan. Me imagino que se dicen “¡miraaa, la man se paró, caminó dos pasos, arranca a contar!, coñooo, ya se sentó de nuevo, esperamos a ver”. Una hora después, “se paró, se paró, va de nuevo…arranca a contar…en verdad, 100 pasos, eso al corazón no le hizo ni cosquillas. Y ellas me mandan sus reportes, abnegadas como si hubiese corrido una maratón. “¿Qué podemos hacer para que la man se mueva, le decimos a Instagram que le saque posts de yoga o del Camino de Santiago, a ver, qué opinas?”. “Ya sé, vamos a decirle que le ponga posts de ropa de ejercicio y zapatillas para que se entusiasme, si eso no la entusiasma…estamos graves”.
Y así, los Apps de meditación y con mensajes espirituales también se han quedado esperando. No me puedo ceñir a una hora, lo hago cuando quiero o lo hago solita, a lo que si les pongo atención es a las fases de la luna y los movimientos planetarios, ustedes me entienden. Amazon me repite compras que no le he pedido y de repente cuatro cajas de Starburst Minis No se preocupen, ya modifiqué la opción del tiempo entre compra y compra, pero hago constar que yo no lo programé.
También sabe que compro medicinas para el estreñimiento y me recomiendan mil productos conexos; además de coaches y gurús que me hacen saber que la causa es emocional, ya que me cuesta soltar. ¿Será?
De repente compro sweaters para perros y me tienta hasta el límite para que me lleve tutús y disfraces para Halloween para mi perra de 16 años. Nooooo. Ustedes saben que yo no cocino y el mundo digital quiere que aprenda a preparar alimento para perros y gatos en casa, dulce de cumpleaños incluido. Controlan nuestros deseos y emociones y manejan nuestro presupuesto. Así de fácil.
El otro día escuché una entrevista de una alta exejecutiva de Meta, que confirmó algo que ya sabíamos o sospechábamos. Si publicas una foto y luego la borras, es porque seguramente no te gustó y entonces Facebook te pone una publicidad de maquillaje, es muy probable que lo compres, ya que quieres mejorar tu apariencia. Ese algoritmo sabe mucho, sin embargo, me parece un poco extremo y que juega con los sentimientos de las personas. Está pasado de la raya.
Lo que sí les puedo decir es que Petra gracias a Dios no ha aprendido a pedir snacks a través de Alexa, como vi en Instagram el otro día que hacía un lorito por ahí.